Si alguien me pregunta “cuál es el momento más especial durante mi voluntariado hasta ahora” no puedo responderle solo con uno. Mi SVE está siendo la mejor experiencia de mi vida, así que tengo muchos recuerdos como especiales.
Recuerdo las dos primeras semanas, cuando estuvimos visitando los diferentes pueblos donde íbamos a quedarnos durante nuestro período aquí en Bali y no podía creer que yo fuera a vivir ahí. Y ahora, durante estos meses, yo estoy viviendo ahí, en esas casas tan bonitas, con esas familias tan cariñosas y envuelta en esas comunidades tan proactivas.
Muchos de esos momentos especiales son durante las ceremonias balinesas. Me gusta cuando una familia me incluye en sus ceremonias, porque no se puede entender el Hinduismo de Bali sin ellas. Me encanta cuando me explican el significado de los rituales y los símbolos. Conocer nuevas y diferentes culturas me enriquece como persona.
Recuerdo especialmente cuando fui con la familia de Parsa al Templo de Besakih. Es el más importante para los hindúes aquí en Bali y muchos turistas visitan cada día este templo. Pero yo no fui como una turista más (de hecho, no pagué ni siquiera la entrada), yo fui como un balinés/a más a rezar. Aquel día era importante para esa familia con la que estuve viviendo algo más de un mes y yo me sentí tan especial al compartir aquel momento como un miembro más de esa familia.